El corazón de esta finca late con la vida de un extenso aguacatal, completamente plantado y mantenido en perfecto estado. Imagínese cosechar sus propios aguacates frescos, un lujo que pocos pueden permitirse. La tierra, fértil y cuidada, promete una producción abundante, ideal tanto para consumo propio como para una pequeña explotación.
La meticulosidad en el cuidado se extiende a cada rincón de la propiedad. Los tradicionales muros de piedra de las diferentes terrazas no solo son un elemento estético que realza el encanto rústico de la finca, sino que también están impecablemente conservados, reflejando el cuidado y la inversión en este paraje único. Estos muros, testigos del tiempo, aseguran la estabilidad del terreno y embellecen cada nivel de la propiedad. |